El planeta Alkaendra no es muy diferente al nuestro, pues orbita una estrella muy parecida aunque algo más grande, y cuenta con una luna de tamaño similar a nuestro satélite.
En Alkaendra existen varias masas continentales de
importancia, separadas por grandes distancias oceánicas
que han impedido una mayor relación entre ellos,
con la excepción de Gahaedha y Makahare. Las masas
polares son de menor tamaño que en la Tierra, pero
debido a fenómenos rotacionales cíclicos, cada ciertos
años los polos crecen provocando pequeñas glaciaciones
que afectan a las tierras situadas a menores latitudes.
También existen fenómenos climáticos similares
al Niño y la Niña, además de otros únicos de un planeta
singular. .
Y el continente en el que nos centraremos es Gahaedha, o "el Mar del Corazón" como lo llamaban los Añorados.
Gahaedha es un continente situado en el hemisferio
norte, de un tamaño algo mayor que África, aunque
su forma dista mucho de ser parecida, ya que está partido
en su centro por el vasto mar de Syndalla: el Mar del Corazón.
Rodeándolo, existen numerosos sistemas montañosos
de altas y nevadas cumbres que han visto el paso del
tiempo y de las eras; están las Sammheda y las Zandhari
en el este, las montañas del sur
en Panlho, cerca de las grandes selvas llenas de criaturas
y misterios, o las planas cimas de Sihagaru, que impiden que el
desierto de Arena Roja de Avaru se extienda al norte; y
en el oeste, son las cumbres del imponente macizo de
Taechka y el gran sistema de Navaetharu, donde existen
algunos volcanes y son relativamente frecuentes los terremotos,
quienes miran por encima de los sueños de
los que habitan en sus faldas.
Continúa si quieres seguir descubriendo sus misterios...
Las Tierras del Este
Las Montañas Zandhari conforman, junto a las más modestas Nauthalarkka más al sur y las Sammedha al norte, el eje vertebral del este del continente. Hacia el este y durante más de tres mil kilómetros, las aguas que nacen en ellas riegan fértiles llanuras que han visto el pasar de muchos pueblos y civilizaciones. En la actualidad son las tierras de Mituinor, Ysenia, Llaeredh y Panlho las que se benefician de estos largos y caudalosos ríos. En su vertiente oriental, la distancia de las montañas al mar es menor y por lo tanto los cursos fluviales también son más cortos y menos poderosos, aunque los de Âra no son desdeñables
Hacia el Noroeste, el enorme macizo de Hryethaikkar conforma la puerta oriental que da entrada al Mar de Syndalla, y en el nacen los ríos que dan vida a Chakkiaryar y Mavra. Presenta las alturas más destacadas del oeste, con varios picos superando los cuatro mil metros.
Las Nauthalarkka, más modestas que las Zandhari, son cuna de los grandes ríos de las Llanuras Bárbaras junto a las planas cimas de Sihagaru. Antaño eran muy ricas en minerales pero la sobreexplotación de sus depósitos le han dado el actual nombre: las Montañas Muertas.
Las tierras más orientales corresponden a un cinturón de arcos-isla que son conocidos comunmente como Las Islas, en las que existen numerosos volcanes y que presentan un relieve escarpado y abrupto. El mayor problema es el agua, porque no es muy abundante, lo que siempre ha mermado la capacidad de desarrollo de estas joyas en el Océano de los Muchos Nombres.
El sur es inhóspito y poco hospitalario, pues está dominado por profundas y espesas selvas llenas de peligros que rodean varios sistemas de colinas, que no son holladas con frecuencia por las especies sintientes de Alkaendra...
El Mar de Syndalla
El Mar de Syndalla, un mar somero cuya máxima profundidad no supera los quinientos metros, se formó hace miles de años cuando la presa natural formada por montañas se rompió y permitió que las aguas del Mar del Frío inundaran la cuenca que antaño albergaba un lago. Las isla de Indäera y las que la rodean son lo que quedan de esa barrera natural destruida.
Las aguas son ricas en vida pero no en variedad, pero han servido para alimentar a los pobladores de las numerosas islas que asoman por encima de sus aguas. Ínsulas muntuosas y agrestes, con los mismos problemas de acuíferos y manantiales que las del Oceáno de los Muchos Nombres, aunque en el sur, hay varias de gran tamaño que han sido habitadas desde tiempos inmemoriales
Hacia el sur, nos encontramos con las Llanuras Bárbaras -una extensión llana y salvaje- irrigada por los ríos que nacen en las Nauthalarkka y las Sigaharu. Estas últimas sirven de frontera para el desierto de arena roja de Avaru una de las zonas más inhóspitas del continente.
Y al sur de la península de Xawa e Inúe, está el enorme bosque de Sagareda, uno de los pulmones del planeta, un mar verde de árboles que se extiende en todas direcciones durante cientos de kilómetros...
Las Tierras del Oeste
El Oeste del contiente está claramente condicionado, aún más que en las tierras orientales, por la enorme y tumultuosa cadena montañosa de Navaetharu y el macizo sureño de Taechka. Volcanes y terremotos, ríos raudos y cortos -salvo los cursos de las tierras ocupadas por los yezhi y las del imperio septentrional de Tyethsynnúma- y profundas cavernas llenas de vida exótica y peligrosa, conforman un panorama hermoso y terrible a la vez que ha atraído a las especies sintientes desde el princpio de los tiempos.
Al norte, y al este de las Tierras de los Tres Ríos, existe un lugar quebrado y partido, conocido como la Tierra Rota, cuyo origen natural es díficil de explicar. No hay nada desde un punto de vista geológico que pueda explicar su accidentada orografía. Muchos rumorean que fue la locura de los Zadaritas quien destruyó está tierra con terribles y devastadores poderes mentales, pero tampoco podría explicar plenamente el relieve ni las criaturas -gigantescos gusanos articulados- que la pueblan y la horadan.
Y la parte más septentrional del continente es la Península de Tegu-ti-Ithwä, cruzada por una enorme cadena montañosa de cumbres siempre cubiertas por la nieva y el hielo. Aquí son los glaciares y el frío los amos y señores, cinceladores de una tierra prácticamente inexplorada y salvaje, en cuyos ríos habitan peces tan grandes como hombres. Los fríos vientos provenientes del Mar de las Tormentas y las pocas horas de sol típicas de las latitudes, lo convierten en el congelador de Gahaedha.
Al oeste hay dos archipiélagos, Lôn y Ku'un e-My'á. El primero es de origen volcánico antiguo, pero ninguna de sus montañas está activa. El segundo, es una continuación de las montañas de Tyethsynnúma que si presenta cierta actividad tectónica, y que presenta un delicado equilibrio ecológico que ha provocado que las civilizaciones de los que las habitan nazcan y decaigan con relativa facilidad.